viernes, 28 de agosto de 2020

- Exodo de Egipto. Interpretación

ISRAEL EN EGIPTO, (antes del Exodo):
1-Abraham es llamado por Dios a dejar la casa de su padre, Taré, y establecerse en la tierra dada originalmente en Canaán, pero que ahora Dios le promete a Abraham y su descendencia. Será Isaac el hijo de Abraham quien va ser el heredero de la Promesa de Dios y de poseer en herencia la tierra de Canaan. 
Abraham compra una tumba (la Tumba de los Patriarcas) en Hebrón para ser la tumba de su esposa Sara, estableciendo así su derecho a la tierra; en la segunda generación su heredero Isaac contrae matrimonio con una mujer de la familia, excluyendo así a los cananeos de cualquier herencia. 
Abraham, tiempo después, contrae matrimonio con Quetura y tiene seis hijos más, pero a su muerte, cuando es enterrado al lado de Sara, es Isaac quien recibe «todos los bienes de Abraham». La creencia en una Tierra prometida por Dios forma una parte nada despreciable de la fe esencial de Israel desde hace casi 4.000 años. 
El patriarca Abraham, ya en el siglo XVIII aC, contempló esa tierra como parte de la promesa que Dios le había hecho y que se cumpliría a través de su hijo Isaac. Ese sueño no llegó a verse realizado hasta casi medio milenio después cuando, tras salir libres de Egipto, los israelitas entraron en Canaán. Los especialistas discuten en la actualidad si la llegada se produjo en el XV o en el XIII aC.
Abraham baja desde el Neguev, el desierto en Canaan, a Egipto. Abraham vivió bastante tiempo después. Tras la muerte de Sara, tomó otra esposa Quetura y tuvo con ella seis hijos, Zimram, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súa.
foto de la Estela de Seti I, localizada en Bet-Sean
Mario Liberani, catedrático en la Universidad de Roma, hace la siguiente referencia sobre la posible mención de Abraham: "Una estela de Seti I procedente de Bet-Sean 1289 aC hace referencia a luchas entre grupos locales, cuyo escenario es la zona circundante de la propia Bet-Sean, y que son presentadas como síntoma de la irremediable anarquía de la población local. La estela nombra, a parte de los Habiru del monte Yarmuti a una tribu de Raham. Suponemos que los miembros de dicha tribu se definen como hijos de Raham y que su antepasado fuera un padre de Raham, que es el nombre del patriarca Abraham".
2-José en Egipto: José fue uno de los doce hijos de Jacob. Habia nacido de Raquel, la esposa amada de Jacob y era el hijo preferido de su padre; sus hermanos, nacidos de Lea o de las concubinas de Jacob, lo envidiaban por eso, al punto de venderlo como esclavo. Fue llevado a Egipto donde, después de ser acusado injustamente de adulterio por su dueña, estuvo en prisión. Al interpretar un sueño profético del Faraón, fue liberado y elevado a la categoría de chaty. En tiempos de hambruna salvó al pueblo egipcio e hizo entrar en el país a su familia, perdonó a sus hermanos y les otorgó el país de Gosén, donde se convertirían en el pueblo de Israel
Sus hijos Efraín y Manasés, nacidos de la egipcia Asenat, constituyeron dos de las doce tribus de Israel, conocidas como Casa de José.
Esta historia refleja una realidad histórica: en caso de hambruna, la población de Canaán emigraba a Egipto en busca de alimento, porque allí las cosechas eran abundantes y no dependían de las lluvias, sino de la crecida del Nilo. La Biblia, en el Génesis, recuerda este hecho en las "bajadas a Egipto" de Abraham o de los hijos de Jacob.
Estos pobladores de lengua semita, como los judíos, dominaron el Delta durante un siglo. Se denominaban a sí mismos aamu, "asiáticos", aunque son más conocidos como hicsos, del egipcio heqa khaseshet, "soberanos de países extranjeros".
Los egipcios, con capital en Tebas y adoradores del dios Amón, comenzaron una "guerra de liberación" contra los hicsos que culminaría en tiempos de Ahmosis (1539-1514 aC.), el fundador de la dinastía XVIII, con la derrota hicsa y la unificación del país. Avaris fue destruida y los hicsos volvieron a Canaán.
En la foto los hebreos esclavos del Faraón con sus trabajos:

El arqueólogo I.Finkelstein indica: "sabemos que algunos fueron asignados como esclavos para cultivar la tierra de las fincas propiedad de los templos. Otros lograron ascender en la escala social y acabaron siendo funcionarios del gobierno, soldados e incluso sacerdotes."
Es curioso lo que apunta el egiptólogo Kenneth Kitchen, reconocido experto de la XIX Dinastía egipcia que trabaja en la Universidad de Liverpool.
Éste indica que el precio de las 20 piezas de plata por la venta de José como esclavo (Génesis 37:28) se ajusta al periodo hicso y no al periodo persa (como lo encuadran quienes afirman que la narración bíblica se hizo en este último) donde la venta de un esclavo era de 120 piezas de plata, confirmando así la ubicación de la historia de José en el periodo que relata la Biblia.
3-los hebreos en Egipto. La presencia de semitas en Egipto en el segundo milenio aC, está abundantemente verificada por hallazgos arqueológicos y textos históricos. Las pinturas de la tumba de Jnumhotep II en Beni Hasan (Dinastía XII) muestran a cananeos bajando a Egipto, con animales y bienes.
Invasión de los hicsos: foto de la Tumba de Jnumhotep II.
Sobre 1800 aC y a través de un proceso gradual, se realizó una invasión pacífica de Canaán a Egipto, culminando en el establecimiento de una nueva dinastía, la XV conocida por el nombre de Hicsos "Soberano de países extranjeros", con capital en Avarís "Tell ed-Daba", situada en la zona oriental del delta del Nilo. (Es en este contexto donde podemos ubicar la entrada de la familia de Jacob en Egipto.)
En el canon de Turín aparece la lista de reyes de esta dinastía que fue expulsada por el faraón Amosis en 1570 aC, cuyos hechos se encuentran narrados en la tumba del marino y militar Amosis hijo de Abana (necrópolis de El-Kab.) Este faraón llegó a perseguir a los Hicsos hasta Sarujén cerca de Gaza, y la asalta tras un largo asedio.
La primera mención hallada de Israel fuera del texto bíblico, se encuentra en la estela del faraón Merneptah 1230 aC, hijo de Ramsés II, descubierta por Sir Flinders Petrie en 1896, en el templo de este faraón en Tebas. Con una altura de 225 cms en granito negro, contiene himnos que celebran la victoria sobre los enemigos en una campaña suya a través de Canaán. Y cita unas ciudades: Ascalón y Guezer así como al pueblo de Israel.
foto de la ampliación, donde aparece el nombre de Israel.
El arqueólogo Manfred Bietak, director del Instituto Arqueológico Austriaco y al mismo tiempo director de la excavación en el yacimiento de Tell ed-Daba, aporta el hallazgo de cabañas de Juncos de más de 3.000 años de antigüedad, pertenecientes a trabajadores (tal vez esclavos), con la misma planta y distribución que las antiguas casas israelitas de cuatro habitaciones, identificadas en Medinet Habu, frente a Luxor.
Algunos autores niegan el Éxodo, basándose en la inexistencia de expresiones sobre Israel en Egipto. Pero es manifiesta la costumbre de los egipcios de borrar todo lo que no era de su agrado como, por ejemplo, Akhenatón, llamado el faraón hereje, al que sus sucesores intentaron borrar su memoria, debido a que sus ideas religiosas chocaron con las propias de la tradición egipcia, o como el faraón Tuthmosis III destruyó los registros de la reina Hatshepsut, suegra de éste a quien detestaba.
Amenofis IV, faraón conocido como Akenatón
Según Roger y Messod, el famoso Éxodo bíblico fue la expulsión de Egipto de los habitantes monoteístas de Aket-Aton. Ésta era la ciudad de Akenaton y de su mujer Nefertiti. Akenatón perteneciente a la XVIII dinastía en el Imperio Nuevo de Egipto que reinó entre los años 1353–1336 aC. Akenaton adoraba a un solo Dios y era, por lo tanto, monoteísta. Le sucedió Tutankamon y, a éste, el faraón Aï, que reinó del 1331 al 1326 antes de Cristo. Fue precisamente este último faraón, furibundo politeísta, el que dio la orden de expulsar del país a los habitantes monoteístas de la ciudad de Aket-Aton. Más aún, los egipcios expulsados hacia Canaán, provincia situada a 10 días de marcha desde el valle del Nilo, no se llamaban hebreos, sino yahuds (adoradores del faraón) y, años después, fundaron el reino de Yahuda (Judea).
4-Moisés y el Exodo
Moisés fue criado en la corte de los faraones (su nombre es egipcio y se habla de un niño abandonado y salvado de las aguas del Nilo). Parece ser que, hacia 1.230 o 1.250 aC, Moisés se retiró a meditar al Sinaí, donde recibió el llamado divino que le ordenaba liberar a los hebreos refugiados en Egipto y sometidos a duras condiciones de cautiverio. Consiguió unificar a varios clanes hebreos partidarios de regresar a la tierra de Canaan e iniciar con ellos un largo viaje hacia la «Tierra Prometida», huyendo de la persecución del faraón egipcio Ramsés II.
La existencia de numerosos nombres de origen egipcio en el relato bíblico, como indica el conocido erudito John Bright, son testimonios indirectos de la presencia de Israel en Egipto: Jofni, Finefás, Merarí, predominantemente en la tribu de Levi.
Otros nombres como el lugar de acampada Pi-hahirot (Fejirot) y Migdal aparecen en inscripciones egipcias, aunque estos lugares no han sido identificados con seguridad. Sí en cambio ha sido identificado Baal Safón cuyo nombre viene de un dios cananeo. Igualmente las ciudades de Pitom y Ramesés (Éxodo 1:11), la primera localizada en Tell-er Rettabeh al oeste del lago Timsá (noreste de Egipto), la segunda es la antigua capital de los hicsos Avaris reconstruida por Seti y su hijo Ramsés II.

Estatua de Ramsés II y se esposa en Abu Simbel (Egipto)
Tanto la biblia como los cronistas posteriores mencionan siempre a propósito de Moisés su papel de líder religioso, las relaciones con la población asiática y la enfermedad (plaga). Algunos estudiosos han encontrado estos tres elementos en una fase concreta de la historia del antiguo Egipto: la dinastía XVIII (1552-1305 aC.). 
En este lapso de tiempo Egipto sufrió tres experiencias que le afectaron profundamente: la dominación de los hicsos, la revolución religiosa llevada a cabo por el faraón Akenatón –quien suprimió los cultos tradicionales e impuso el culto a Atón, el disco solar– y una plaga de peste que asoló Oriente Medio.
Jan Assmann considera que los sucesos traumáticos que vivieron los egipcios en la dinastía XVIII originaron un relato en el que aparecían invasores asiáticos, un líder religioso y una plaga. Como el recuerdo de Akenatón, el faraón hereje, quedó borrado, su puesto lo ocupó un nuevo protagonista, Moisés. La tradición oral egipcia sería luego adoptada por los cronistas judíos que redactaron la Biblia.
5-Sobre el Exodo:
la ruta que, según la Biblia, tomaron los israelitas es la misma que siguieron dos esclavos que habían escapado de Egipto en el siglo XIII aC. y cuyas andanzas quedaron consignadas en el Papiro Anastasi V.
Cabe pensar asimismo que el éxodo desde Egipto podría reflejar otros episodios históricos en los que los israelitas se habrían visto fuera de su país, esclavizados y anhelando el regreso a su patria. La ciudad egipcia de la cual salen es Ramesés, dirigiéndose hacía Sucot.
Después del Mar Rojo, los hebreos se adentraron en el desierto de Shur o Etam y tres días después llegaron a Mara, desde Mara se trasladaron a Elim, un oasis de doce fuentes de agua, luego se adentraron el desierto de Sin en dirección al monte Sinaí orillando el Mar Rojo; ya habían transcurrido dos meses desde la partida de Egipto. Aquí se verifica el evento del maná proporcionado por Dios.

Durante la travesía, Moisés dijo haber recibido varias revelaciones directamente de Dios, con las que dio forma a la religión judía: una alianza entre el único Dios (Yahvé) y el pueblo hebreo, que en adelante se mantendría fiel al monoteísmo fundado por Abraham; y un conjunto de leyes que incluían el culto del «Arca de la Alianza», la instauración del clero y diez mandamientos de orden moral y religioso.
Es innegable la fuerza de una tradición histórica, de la que toma su identidad Israel, fundada sobre unos acontecimientos que marcan la religión monoteísta, y que parten de una esclavitud inconcebible de memorizar para el honor de un pueblo, sino fuera por el suceso trascendental y extraordinario narrado.
Otras referencias internas en el texto bíblico son el origen del nombre de Yahveh (Jueces 5:4) en el Sinaí, o el trasfondo del Pacto de Moisés en el ámbito de otras leyes existentes en la Edad del Bronce, como el descubierto en los archivos hititas.


6-ISRAEL EN EL DESIERTO
Nos dicen los que niegan la fiabilidad de la Biblia que no hay rastros arqueológicos del paso de los israelitas por la península del Sinaí. Ni en Cades-Barnea, Esión-Gueber, Arad, etc. en el Bronce Tardío. Pero, sería poco más que imposible encontrar hallazgos en el desierto, de un pueblo que está de paso hace más de 3.000 años.

Por otro lado la arqueología constata un gran cambio en el último tramo de la Edad del Bronce. Sobre diferentes ciudades se levantan construcciones más pobres que las anteriores. En la zona montañosa se producen nuevos asentamientos, con una configuración agrícola y ganadera. La cerámica usada es tosca y pobre, la distribución de las construcciones es la típica "casa de cuatros habitaciones", e incluso la alimentación, no encontrándose restos de cerdos en los poblados.
Ya el desierto de Sin, la congregación se trasladó desde locaciones como Dofca, Alús y en Refidim en Horeben el desierto de Parán, un lugar sin agua, allí combatieron por primera vez como un pueblo a los Amalequitas venciéndoles (Éxodo 17:13). En este lugar, Moisés golpea una roca con su vara y brota agua potable.
Desde Refidim, el pueblo hebreo entró al desierto del Sinaí y acamparon en el contorno del o monte Sinaí ó monte Horeb a los 90 días de haber salido de Egipto, y es el lugar donde Moisés recibió los Diez Mandamientos o Decálogo, además se constituyó el Sacerdocio de Aarón o levítico, las primeras leyes civiles y religiosas en el pueblo judío, adicionalmente se construyó el primer Tabernáculo, el Arca de la Alianza. (Éxodo 25:10). En este lugar permanecieron dos años y dos meses y al salir del Sinaí, el pueblo judío estaba regido en todo aspecto legal, civil, moral y religioso. (Éxodo 10:11).
 foto de Jebel Musa, lugar donde la tradición ubica el monte Sinaí.
Desde Sinaí partieron al desierto de Parán y habitaron en Kibrot-hataava (Éxodo 11:35) para trasladarse a Hazerot en pleno desierto. Desde este lugar, Moisés asigna a doce espías para reconocer la tierra de Canaán (Éxodo 13) desde el monte Neguev en el desierto del mismo nombre. Mientras tanto, la congregación avanza a Ritma y de allí a Rimón-peres. La tierra de Canaán reconocida estaba habitada por jebuseos, anacitas, amalequitas, amorreos, y cananeos.
Monte Sinaí en la Peninsula del Sinai (Egipto)
En este lugar fueron condenado por Dios a cuarenta años en el desierto de Neguev, Israel intenta rebelarse ante la condena en el desierto pero son derrotados por los amorreos liderados por el rey de Edom y los obligan a permanecer entre Cades, el desierto de Moab y el Neguev y allí permanecen casi 40 años.
Cuando se cumplieron 38 años, y hubieron fallecidos toda la generación adulta, la generación precedente pudo por fin entrar a Canaán teniendo como líder a Josué (Deuteronomio 2: 14 -24). Moisés no es autorizado a entrar a Canaán y sólo se le permite observar la tierra de la herencia desde el monte Pisga o Nebo (Deut. 3:27/ Deut. 32: 48-52) para fallecer en el mismo monte y ser enterrado en Moab.





sábado, 22 de agosto de 2020

- Beerseba, capital del sur

Beer-Sheva (Beerseba) es una de las ciudades más antiguas del pueblo judío, y altamente significativa en la Biblia. Si bien se la menciona como escenario de parte de la vida de Abraham, la ciudad es aún anterior a la época en que vivió el Patriarca.
El Tel Bersheva, la antigua ciudad bíblica
La ciudad se remonta a los tiempos del patriarca Abraham, teniendo sus inicios en un sitio arqueológico llamado Tell Beerseba (Colina de Beerseba), a algunos kilómetros al noreste de la moderna Beerseba. Tiene evidencias de haber estado poblado desde el siglo IV aC. Beersheva constituye una importante encrucijada cuyo potencial ya descubrió Abraham, padre del pueblo judío, cuando llegó allí hace 3.700 años.
Fue en este lugar donde Abraham cavó un pozo para dar de beber a sus rebaños y estableció un acuerdo de paz con Abimelec, rey de Guerar, por el que ambos se juraron lealtad mutua. “Por esto se llamó a este lugar Beersheva, porque allí juraron los dos" (Génesis 21, 31). 
El Tel Bersheva, la antigua ciudad bíblica
Como símbolo de propiedad del pozo, plantó allí un tamarisco, hecho que marcó el inicio de la ciudad de Beersheva, donde siguieron viviendo los descendientes de Abraham, en un lugar considerado la cuna del monoteísmo.
Monumento al Pozo de Abraham (un memorial del Pozo) en la actualidad 
Beersheva se encuentra en la intersección de dos antiguas e importantes rutas internacionales: el "Camino del mar" (Vía maris), que se extendía a lo largo de la costa occidental, y el Camino real o Camino del valle por el este.

Así pues, esta ciudad aparece en numerosas ocasiones en la Biblia como parada junto al camino, lugar de descanso, punto fronterizo y centro de celebración de rituales.
El Tel Bersheva, la antigua ciudad bíblica
La ciudad se remonta a los tiempos del patriarca Abraham, teniendo sus inicios en un sitio arqueológico llamado Tell Beerseba (Colina de Beerseba), a algunos kilómetros al noreste de la moderna Beerseba.
Bíblicamente, el lugar de asentamiento de la ciudad es mencionado en dos de las tres historias del libro de Génesis como un emplazamiento donde se firmó un pacto de no agresión entre los filisteos, representados por su rey llamado Abimelec, y los israelitas.
En la Torá se relata que es allí donde Abraham realizó un pacto de paz con el rey Abimelec en el cual le entregó siete corderos. Como ‘sheva' significa ‘siete', pero también ‘juramento', su nombre puede interpretarse como ‘pozo del juramento' o ‘pozo siete', en relación a estos siete corderos.
La Biblia describe el pacto realizado en dos momentos separados por los israelitas, una vez representados por Abraham y en la otra por su hijo Isaac
Beerseba es también mencionada en el libro de Josué (versículo 19,2). Beerseba era la ciudad más meridional de Israel en los tiempos bíblicos, utilizándose la expresión "de Dan a Beerseba”, para describir todo el Reino de Israel.
Entre las dos historias de Abimelec, existen serias diferencias etimológicas sobre el origen del nombre de Beerseba:
·         en memoria del pacto de Abraham y Abimelec (lugar del pacto)
·         en memoria del lugar de las siete excavaciones realizadas por Isaac (lugar de las siete excavaciones), de las cuales 3 o 4 han sido identificadas.
·         en memoria del pacto entre Isaac y Abimelec (lugar del pacto)
·         en memoria de las siete ovejas que fueron testigos del pacto entre Abraham y Abimelec (lugar de las siete).
Aquí se hacen concretos varios episodios de la búsqueda de Abraham, este creyente que confía en que el único Dios, le concederá una descendencia y una tierra donde ésta pueda establecerse y multiplicarse. Su viaje por los desiertos –lugar privilegiado de purificación y búsqueda de lo esencial en la Biblia– y su experiencia como huésped y como anfi­­trión fija los parámetros de lo que luego constituirá el fundamento de la geografía sagrada. No en vano la fe de Abraham fundamenta la fe judía, cristiana y musulmana, también conocidas como las religiones abrahamíticas.

El atractivo histórico, religioso y turístico más importante es el llamado Pozo de Abraham. Se cree que este es el pozo que Abraham excavó como parte de su pacto con Abimélec.

Beerseba en hebreo significa "Siete Pozos" y es una ciudad del sur de Israel, ubicada a 108 kilómetros al sur de Tel Aviv. Es una de las ciudades más antiguas del país, existente ya en la época bíblica. Hay evidencias de haber estado poblado desde el siglo IV aC; actualmente es la mayor población israelí en el desierto del Néguev y capital del Distrito Meridional. 

Cerca se encuentra Tell Beerseba, uno de los tres tells considerados en 2005 como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco como parte de la denominación «Tells bíblicos - Megido, Jasor y Beerseba».

TELL BEER SHEVA

La Entrada Exterior

Al lado de la entrada exterior hay un pozo y un árbol de tamarisco. Ambos son de tiempo posterior a los Patriarcas, pero nos hacen recordar del pozo que Abraham cavó y el árbol que sembró (Gn 21). El árbol de tamarisco se adapta fácilmente a la existencia en el Neguev ya que tiene un profundo sistema de raíz y habilidad para sobrevivir en agua salada. Gotea agua en la mañana y sus hojas transpiran sal.

Casa de Cuatro Habitaciones

Mejor conocida como un edificio de pilares israelita, esta estructura típica se podía encontrar en el país durante la Edad de Hierro (1200 a 600 aC.). Subdividida en pequeños cuartos por medio de pilares, estas casas eran a menudo construidas contra el muro de la ciudad en donde la pared de atrás de la casa formaba una porción del muro sirviendo como casamata.

Establos o ¿Bodegas?

Tres edificios de pilares divididos en tres, cada uno de ellos fue revelado en las excavaciones. Los arqueólogos piensan que estas son bodegas en parte por la gran cantidad de vasijas encontradas dentro del lugar.
Otros académicos reconocen este diseño de edificación característico de establos. Además, se han encontrado pruebas abrumadoras que sugieren una identificación más acertada de este lugar como establo.

Altar con Cuatro Cuernos

Bloques de arenisca integrados en las paredes de las bodegas fueron originalmente parte de un altar de cuatro cuernos. Tres de los bloques preservan la forma de cuerno típica de los altares de cuatro cuernos. El cuarto bloque muestra que el cuerno se había roto. 
 Entre las rocas que integran una esquina de los muros de estos almacenes, se descubrieron parte de las piedras labradas de un altar del sacrificio, con sus característicos salientes terminados en cuernos. 

El altar fue utilizado en ritos cultuales, pues en él se observan restos de hollín. Este uso estaba en contra de las leyes, que solo permitía ofrecer sacrificio en el templo de Jerusalén y, además, las piedras empleadas para el altar no debían ser labradas. El profeta Amós  (Amós 8,14) hace referencia al culto idolátrico practicado en este lugar.
En opinión del arqueólogo Yohanan Aharoni, el altar hace pensar que habría en Tel Beerseba un templo similar al descubierto en Arad (otro centro fortificado en la frontera del Neguev). Probablemente tanto el altar como el templo, serían desmantelados en la reforma que realizó el rey Ezequías, señalado en el libro 2 Reyes 18,4.

Otra de las piedras llevaba la imagen de una serpiente grabada profundamente.
Los trabajos arqueológicos muestran que en tiempos bíblicos había una población establecida en dos áreas diferenciadas: Una corresponde al asentamiento que surgió en el Tel o montículo entre los arroyos Nahal Beerseba y Nahal Hebrón. Y la otra, más dispersa, buscando tierras de cultivo cerca del Tel.
Las excavaciones que comenzó Yohanan Aharoni en 1969 las terminó Zeev Herzog en 1976. Descubrieron restos materiales del periodo Calcolítico, de unos 4000 años aC, y restos a partir de la edad de Hierro I, siglo XII aC. Centrémonos en el Tel de Beerseba. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 2005 por la Unesco. Forma parte de los tres Tel bíblicos que tienen esta distinción junto a Meguido y Hazor.
El Tel ha sido excavado hasta la roca madre y presenta nueve estratos de ocupación. En los últimos estratos (los más antiguos), las viviendas evolucionan desde las casas fosos, cavadas en la roca, hasta las construidas con paredes de adobe sobre una base de piedra. A finales del siglo XI aC, es construido un poblado fortificado en forma ovalada con las casas adosadas. El acceso a las viviendas se realizaba desde el interior del gran patio central, que era el lugar donde protegían a los rebaños.
En el exterior del asentamiento hay un pozo de 1,8 metros de diámetro y 69 metros de profundidad que suministraba agua al poblado. Se suele identificar con Abraham según Gn 21,25-31. El texto bíblico indica el origen del nombre de Beerseba, que en hebreo puede significar “pozo del juramento” o “pozo de los siete”. Los estudios realizados por el arqueólogo Zeev Herzog, lo datan del siglo XII aC
Desde final del reinado de David, siglo X aC, el Tel pasa a ser un centro administrativo y control de fronteras del reino. Para ello fue fortificado mediante una muralla sólida de 3,5 a 4 metros de espesor, con glacis y foso, además de una puerta defensiva de cuatro cámaras. La ciudad construida tiene una cuidada planificación. 
Es destacable el gran sistema de abastecimiento de agua, similar al de otras ciudades como Meguido, Gabaón y Hazor.
A mediados del siglo VIII aC la ciudad fue destruida por un terremoto, excavadores lo identifican con el mencionado en la Biblia por Amos 1,1 y Zacarías 14,5. El terremoto produjo daños incluso en el sistema de agua y en las murallas, que fueron rehabilitadas y modificadas. Así, la fortificación pasó a ser de muros del tipo casamatas (muros paralelos unidos por otros transversales), formados con bloques de adobe cocido sobre cimientos de piedra.
El visitante de Tel Beerseba puede apreciar los restos recuperados de una pequeña ciudad fortificada del siglo VIII aC. Con una superficie de 1,1 hectáreas, estaba habitada por unas 400 personas, principalmente funcionarios, militares y las familias de estos.
A la entrada de la ciudadela hay una plaza que distribuye las calles. Era el lugar de la actividad social. A la izquierda de la plaza, se encuentra el edificio del gobernador con tres amplias salas y, a la derecha, tres grandes almacenes (edificios tripartitos de pilares). Los almacenes servían en la gestión del comercio exterior y la recaudación de los impuestos ya que, Beerseba, era frontera y centro de comunicación de las rutas de caravanas provenientes de Arabia con destino al Mediterráneo y el interior de Israel.
Entre las viviendas visibles en el Tel están las típicas israelitas de cuatro estancias con pilares. La distribución que presenta consta de tres salas paralelas y una transversal al fondo. La sala central era un patio abierto para dejar entrar la luz, ya que no tenían ventanas exteriores en la casa. En una de las viviendas excavadas puede apreciarse un horno y una escalera para subir a la azotea.

A partir de 1994 el arqueólogo Zeev Herzog, llevó a cabo la excavación pendiente en el sistema de abastecimiento de agua del Tel. El complejo está formado por varias cisternas subterráneas interconectadas, a las que se accede mediante una escalera que tiene un eje cuadrado de doce metros y desciende a una profundidad de quince, en cinco tramos. Al final de la escalera un túnel escalonado comunica con los depósitos. Estos alcanzan una capacidad total de 700 metros cúbicos. Los aljibes eran abastecidos a través de un largo túnel que recogía el agua de escorrentía del arroyo Nahal Hebrón.
El estrato II de Tel Beerseba muestra la destrucción de la ciudad a finales del siglo VIII aC. El texto bíblico de 2 Reyes 18,13, informa que fue causada por la incursión militar del rey asirio Senaquerib. Es interesante resaltar la coincidencia de la crónica asiria con la Biblia. Así, la crónica inscrita en un prisma hexagonal hallado en Nínive, describe la campaña militar realizada por Senaquerib en Israel, mencionando la conquista de 46 ciudades de Judá.

A partir de la destrucción asiria, Tel Beerseba dejó de ser una ciudad fortificada y tras un paréntesis ocupacional, fue habitada por una pequeña población en el periodo persa, helenístico y romano.

En su historia, la ciudad tuvo múltiples destrucciones y reconstrucciones. Fue destruida por los asirios en el año 701 antes de la era común (aC), y conquistada por los babilónicos en el 587 aC. En el siglo XVI fue controlada por los turcos otomanos, pero recién fue de interés para ellos en el siglo XIX, cuando impulsaron su desarrollo: planificaron una ciudad con calles rectas, construyeron edificios y hasta hicieron llegar a ella al ferrocarril, la gran novedad de la época, que la unía con las poblaciones de Gaza y Ashkelon.
La ciudad cuenta con muchos otros puntos de interés. El mercado beduino es uno de los sitios más pintorescos para visitar, donde los visitantes pueden conseguir todo tipo de artesanías beduinas.
Actualmente, es una moderna ciudad que conserva algunos edificios históricos (principalmente de la época de dominio otomano) y continúa en crecimiento. Es la mayor población dentro del desierto del Néguev, y constituye también la quinta ciudad más poblada de Israel. 
En su composición demográfica, cuenta con un gran número de inmigración argentina: alrededor de 6.500 habitantes, sobre un total de 200.000. Por eso, no es extraño encontrar en Beer Sheva donde comprar artículos como dulce de leche o yerba mate, u observar otras influencias culturales argentinas, como el tango.
El Museo e Instituto Biológico estudia la flora y fauna del desierto, y también abre sus puertas a los visitantes, y en el cementerio británico de guerra, ubicado en la calle Haatzmaut, recuerda a los caídos en la Primera Guerra Mundial, en manos de los turcos.