jueves, 26 de mayo de 2022

- La Ascensión, en el Monte de los Olivos

                                La capilla de la Ascensión en la cumbre del Monte de los Olivos

***Leemos en Hechos de los Apóstoles  1, 1-11“En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.» Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:- «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»”.

Los orígenes de la Capilla de la Ascensión de Jerusalén

La tradición cristiana piadosa plasmada por Eusebio de Cesárea dice que Santa Elena (247-329), la madre del emperador Constantino, mandó edificar en Jerusalén el Santo Sepulcro y la iglesia Eleona (“Ecciesia in Eleona” =en olivar) en el Monte de los Olivos tras su visita hacia el año 327 (al parecer realmente se construyó hacia el año 333 por mandato de Constantino). Medio siglo después la rica y piadosa matrona romana, Pomenia, cerca de Eleona patrocinó hacia el 378 la construcción de la iglesia de Imbomon (“Imbomon” =en la colina) dedicada a la Ascensión.

   Arculfo obispo de Perigueux (Francia) (679-682) testimonia que el interior de la iglesia, sin techo o bóveda, se encuentra abierto al cielo, y que tenía en su lado este un altar. “Así que de esta manera el interior no tiene bóveda con el fin de que desde el lugar donde las huellas divinas se vio por última vez, cuando el Señor fue llevado al cielo en una nube, ese hueco pueda estar siempre abierto y libre a los ojos de los que rezan al cielo”. Asimismo nos dice que había ocho lámparas dentro de La Ascensión.

   En 1152 los cruzados construyen una nueva iglesia de la Ascensión, esta vez octogonal y, en su centro, un templete igualmente octogonal en el que se encuentra la huella del pie insculpido en la roca.

   El templete es el que subsiste hoy día pero hay que tener en cuenta que los cruzados sólo alzaron su cuerpo principal con sus ocho columnas de mármol con capiteles finamente labrados de filiación borgoñesa posiblemente. Los musulmanes superpusieron el tambor octogonal y cúpula de piedra, y quizás incluso tapiaron el cuerpo ochavado pues algunos opinan que los cristianos no colocaron los ocho lienzos. La puerta de acceso está al oeste.

   Jesús subió a los cielos para ser nuestro Mediador ante el Padre. Allí está intercediendo por nosotros. Subió para rendir cuentas al Padre celestial de la gran obra que había acabado en la tierra. La Iglesia nació, la gracia brota en abundancia de su Cruz en el Calvario y se distribuye por los Sacramentos, la duda de justicia es pagada, la muerte y el infierno son vencidos, el Cielo es abierto y el hombre es puesto en el camino de salvación. Jesús merecía este glorioso recibimiento, al regresar a su hogar.

   Cuando acabe la lucha en esta vida, Jesús nos dará la gracia de compartir eternamente el gozo de su victoria.

   La Ascensión, además, es garantía de nuestra propia subida al Cielo, después del Juicio de Dios. Fue a prepararnos sitio en su Reino y prometió volver para llevarnos con Él.


ORACION:

Señor, la Ascensión de tu Hijo es nuestra propia elevación.
Nuestra naturaleza humana participa realmente de tu Vida divina.

Nuestra vida terrena tiene su extensión en el cielo
donde nos esperan los santos y los ángeles.
Aquí es donde vivimos en esperanza.

Señor, Tú desapareces de la vista
sin que dejemos de aclamar Tu Nombre elevado sobre todo nombre.
Como los discípulos, estamos llenos de gran alegría porque nunca nos dejas solos:
nos prometes el Espíritu Santo, fuerza de lo alto que nos enseñará todo.

- La Ascensión: Viri Galilaei en Jerusalén

La Iglesia Viri Galilaei es una iglesia ortodoxa griega​ situada al norte del monte de los Olivos en Jerusalén y pertenece al Patriarcado ortodoxo de Jerusalén. ​

Su nombre, que significa “Hombres de Galilea”, proviene del latín​ del Evangelio según San Lucas 1,11. Ya que lugar está ligado a la historia de la ascensión de Jesucristo.

La iglesia esta en la cumbre norte del monte de los Olivos (810 metros) y al suroeste del Hospital Augusta Victoria. A la derecha y a la izquierda de la puerta se destacan dos pilares sobre los que se puede leer la inscripción en griego (“los once discípulos vuelven a Galilea” Mt 28,16).

La Iglesia Viri Galilaei es una de las iglesias menos conocidas en el Monte de los Olivos en Jerusalén. Está en los terrenos del Monasterio de la Pequeña Galilea que se encuentra en el pico norte. El complejo del monasterio y la iglesia son parte de la residencia privada del Patriarcado Ortodoxo Griego. Y como tal, el sitio no está abierto al público.

¿Qué es Viri Galilaei?, Viri Galilaei significa “hombres de Galilea” en latín y proviene de un pasaje en Hechos 1,11. En esta historia bíblica dos hombres vestidos de blanco se acercan a los apóstoles después de la ascensión de Cristo. Preguntan a los apóstoles por qué miran al cielo y les dicen que cuando Cristo regrese será de la misma manera que lo han visto irse.

 Este pasaje ha llevado a creer que cuando Cristo regrese será del Monte de los Olivos Hay tres sitios cercanos que son posibles ubicaciones para la ascensión de Cristo. Cada sitio está marcado por una iglesia o capilla que incluye la Cúpula de la Ascensiónla Iglesia Ortodoxa Rusa de la Ascensión y la Iglesia Luterana de la Ascensión que se encuentra dentro del Complejo Augusta Victoria.

Lugar del encuentro entre Pablo VI y Atanágoras

Es en este lugar donde se llevó a cabo en 1964, el histórico encuentro entre el Papa Pablo VI líder de la Iglesia Católica y el Patriarca de Constantinopla Atenágoras Patriarca ecúmenico de la Iglesia ortodoxa. De allí que tenga relevancia para el cristianismo, el encuentro se realizó el 5 de enero, tuvo lugar el encuentro y abrazo, en Jerusalén, entre el papa Pablo VI y el patriarca de Constantinopla Atenágoras I. 

Un encuentro después de siglos de separacion. La última vez que un papa y un patriarca de Constantinopla se habían encontrado fue durante el concilio de Florencia, en 1439. Desde entonces, y sobre todo después de la caída de Constantinopla en manos de los otomanos en 1543, no hubo ningún otro contacto personal entre el obispo de Roma y el patriarca de Constantinopla. El gesto, pues, de Pablo VI y de Atenágoras fue un acontecimiento de una gran  importancia.

  Durante 1963 hubo algunos contactos entre Roma y Constantinopla. En diciembre, el Papa Pablo VI anunció que pensaba peregrinar a Tierra Santa (sería el primer viaje de un papa en el extranjero!). El patriarca Atenágoras, refiriéndose a esto, decía que sería un acto de la Providencia si las cabezas de las Iglesias se podían encontrar en Jerusalén para orar juntos en los Lugares Santos.

Efectivamente, el 5 de enero de 1964 el patriarca Atenágoras visitaba el Papa Pablo VI en la sede de la delegación pontificia en Jerusalén y se fundían en un abrazo de hermandad, y al día siguiente, día de la Epifanía, Pablo VI visitaba Atenágoras a la sede del patriarcado ortodoxo de Jerusalén. Un encuentro así, como recordó el Papa, ya había estado en la mente del papa Juan XXIII.

A la pregunta de los periodistas de por qué había ido a Jerusalén, Atenágoras respondió: "Para decir 'Buenos días' a mi querido hermano el Papa. Hace quinientos años que no nos hablábamos!". A continuación y fruto de ese abrazo, Roma y Constantinopla hacían simultáneamente, el 7 de diciembre de 1965, el gesto simbólico de levantar las excomuniones que mutuamente se habían lanzado en 1054 el legado pontificio Humbert de Silva Cándida (en nombre del papa León IX, ya fallecido) y el patriarca Miguel Cerulario, excomuniones que constituyeron el mal llamado "Cisma de Oriente" o, mejor, "Cisma entre Oriente y Occidente". Tras el encuentro en Jerusalén, ya es habitual que el patriarca de Constantinopla u otros patriarcas ortodoxos visiten el papa en Roma, o que el Papa visite personalmente alguna de estas sedes patriarcales. Esto es posible gracias al gesto de Pablo VI y Atenágoras en 1964.

He aquí un escrito de uno de los guias que acompañan a los peregrinos (en este caso un guia griego) sobre esta visita en Jerusalén: “Si bien hay muchas iglesias en la cima del Monte de los Olivos asociadas con la Ascensión de Jesús al cielo (ortodoxa rusa, protestante, católica, etc.), uno de los sitios menos conocidos es la iglesia ortodoxa griega Viri Galilaei. Caminando a través de la pequeña puerta de metal, por el largo camino que nos llevó a la iglesia misma, pude sentir la emoción de esta familia. Cuando pudieron hablar (en griego) con la mujer que nos abrió la puerta de la iglesia y darle sus nombres para que el sacerdote los leyera en su próximo servicio, sentí su felicidad. Y a medida que avanzamos al resto de nuestro día, supe que les había dado el valor de su dinero, llevándolos a un lugar especial para ellos, y que nunca habrían visitado por su cuenta”.