El término «Gallicantu» viene del latín y evoca el lugar donde «el gallo cantó», como narra el relato evangélico de la tarde del arresto y condena de Jesús: «El Señor, volviéndose, le echó una mirada a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra que el Señor le había dicho: “Antes de que cante hoy el gallo, me negarás tres veces”. Y, saliendo afuera, lloró amargamente» (Lc 22, 6-62). Se trata del lugar donde se alzaba el palacio del sumo sacerdote Caifás.
Los Padres Asuncionistas franceses construyeron la iglesia, de apariencia agradablemente moderna, en la década de 1930. Debajo de la iglesia hay una serie de estructuras cavadas en la roca - sótanos, cisternas, establos de la época de Herodes (37 aC).
En el patio hay restos de una calle escalera romana del siglo I que conduce a la piscina de Siloé. Hay varias estructuras antiguas tales como prensas de olivas, una casa de baños y grutas. La iglesia actual, que se remonta a los primeros decenios del siglo XX, fue construida sobre los cimientos de antiguas iglesias bizantinas y cruzadas. Los metros cuadrados más venerados de este lugar sagrado son los de la cueva en la que la tradición ha identificado el lugar donde se hizo bajar a Jesús, a la espera de comparecer ante el Sanedrín unas horas más tarde y de ser condenado.
Restos de la escalera romana del siglo I por la que Jesús bajó y subió de GetsemaníEste es uno de los lugares de Tierra Santa que más nos invita a adentrarnos en los dolores morales que sufrió Nuestro Señor.
Mosaico en la fachada del templo que muestra a Jesús dentro de la fosa-prisiónAquí vemos a Jesús despojado y humillado,
arrojado a una mazmorra angosta e incómoda que está bajo tierra por tratarse de
una antigua cisterna, en ella va a pasar la noche del Jueves, envuelto en
oscuridad, silencio y soledad...
Al amanecer del Viernes Santo, abren la
trampilla de la mazmorra en que se encuentra y le echan una soga para sacarlo
fuera... El peregrino lo va a encontrar en la Iglesia de San Pedro in
Gallicantu - Monte Sión, Jerusalén.
Cuando hablan de esta “fosa”, los peregrinos que cuentan su
peregrinación, no pueden hacerlo sin cierta emoción. Guillaume Angier de Lohéac
es un joven que ha descubierto ese lugar hace ya más de 10 años, cuando vino a
Jerusalén para unas prácticas en la casa de los Asuncionistas, la comunidad
religiosa que lleva el santuario. «Este
lugar santo es edificador. Cuanto más lo frecuento, más me doy cuenta de la
profundidad del misterio de nuestra salvación. Aquí recordamos no sólo la
negación de Pedro y el perdón de Cristo, sino también el rechazo del Hijo de
Dios por parte del Sanedrín y su descenso a la fosa. La cárcel bajo la cripta
de la iglesia es un lugar conmovedor donde los peregrinos recitan el Salmo 88:
“Me has colocado en lo hondo de la fosa, […] encerrado, no puedo salir” Salmo
88, 7.9)».
Cuenta el momento de oración que vivieron en este lugar de la
detención de Cristo: «Mientras bajábamos las escaleras, crecía el silencio. Los
jóvenes se acercaban unos a otros, como si la fuerza del lugar se lo pidiera.
Me acerqué al atril y leí el Salmo 21: “Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? A pesar de mis gritos, mi oración no
te alcanza. Dios mío, de día te grito, y no respondes; de noche, y no me haces
caso” (Sal 22, 2-3). El silencio llenó la fosa. No fueron necesarios
grandes discursos. Todos entendieron la importancia del lugar en el que nos
encontrábamos».
«Fuera de la iglesia de San Pedro en Gallicantu hemos escuchado el relato de la agonía de Jesús tomado del Evangelio según san Lucas. Desde donde estábamos se veía el otro lado el Valle del Cedrón, el Monte de los Olivos y el Jardín del Getsemaní.
Entonces nos dimos cuenta de cómo
Jesús pudo ver a los soldados reunidos con sus antorchas y armas fuera del
palacio de Caifás donde nos encontrábamos. Jesús habría tenido unos 45 minutos para
volver sobre sus pasos y escapar al otro lado del monte. Pero eligió quedarse,
sufrir y morir por nosotros… La pendiente de la antigua vía romana que
atraviesa el valle todavía está allí y Jesús debe haberla subido para ir al
palacio del Sumo Sacerdote Caifás. ¡Qué increíble es el amor de Dios por
nosotros y cuán conmovedor ha sido escuchar el relato de los acontecimientos de
aquella noche!».
La Congregación de los Asuncionistas, que construyó
La Iglesia de San Pedro en Gallicantu está construida en cuatro niveles diferentes: iglesia superior, iglesia media, el cuarto de guardias y el calabozo.
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