jueves, 26 de mayo de 2022

- La Ascensión, en el Monte de los Olivos

                                La capilla de la Ascensión en la cumbre del Monte de los Olivos

***Leemos en Hechos de los Apóstoles  1, 1-11“En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.» Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:- «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»”.

Los orígenes de la Capilla de la Ascensión de Jerusalén

La tradición cristiana piadosa plasmada por Eusebio de Cesárea dice que Santa Elena (247-329), la madre del emperador Constantino, mandó edificar en Jerusalén el Santo Sepulcro y la iglesia Eleona (“Ecciesia in Eleona” =en olivar) en el Monte de los Olivos tras su visita hacia el año 327 (al parecer realmente se construyó hacia el año 333 por mandato de Constantino). Medio siglo después la rica y piadosa matrona romana, Pomenia, cerca de Eleona patrocinó hacia el 378 la construcción de la iglesia de Imbomon (“Imbomon” =en la colina) dedicada a la Ascensión.

   Arculfo obispo de Perigueux (Francia) (679-682) testimonia que el interior de la iglesia, sin techo o bóveda, se encuentra abierto al cielo, y que tenía en su lado este un altar. “Así que de esta manera el interior no tiene bóveda con el fin de que desde el lugar donde las huellas divinas se vio por última vez, cuando el Señor fue llevado al cielo en una nube, ese hueco pueda estar siempre abierto y libre a los ojos de los que rezan al cielo”. Asimismo nos dice que había ocho lámparas dentro de La Ascensión.

   En 1152 los cruzados construyen una nueva iglesia de la Ascensión, esta vez octogonal y, en su centro, un templete igualmente octogonal en el que se encuentra la huella del pie insculpido en la roca.

   El templete es el que subsiste hoy día pero hay que tener en cuenta que los cruzados sólo alzaron su cuerpo principal con sus ocho columnas de mármol con capiteles finamente labrados de filiación borgoñesa posiblemente. Los musulmanes superpusieron el tambor octogonal y cúpula de piedra, y quizás incluso tapiaron el cuerpo ochavado pues algunos opinan que los cristianos no colocaron los ocho lienzos. La puerta de acceso está al oeste.

   Jesús subió a los cielos para ser nuestro Mediador ante el Padre. Allí está intercediendo por nosotros. Subió para rendir cuentas al Padre celestial de la gran obra que había acabado en la tierra. La Iglesia nació, la gracia brota en abundancia de su Cruz en el Calvario y se distribuye por los Sacramentos, la duda de justicia es pagada, la muerte y el infierno son vencidos, el Cielo es abierto y el hombre es puesto en el camino de salvación. Jesús merecía este glorioso recibimiento, al regresar a su hogar.

   Cuando acabe la lucha en esta vida, Jesús nos dará la gracia de compartir eternamente el gozo de su victoria.

   La Ascensión, además, es garantía de nuestra propia subida al Cielo, después del Juicio de Dios. Fue a prepararnos sitio en su Reino y prometió volver para llevarnos con Él.


ORACION:

Señor, la Ascensión de tu Hijo es nuestra propia elevación.
Nuestra naturaleza humana participa realmente de tu Vida divina.

Nuestra vida terrena tiene su extensión en el cielo
donde nos esperan los santos y los ángeles.
Aquí es donde vivimos en esperanza.

Señor, Tú desapareces de la vista
sin que dejemos de aclamar Tu Nombre elevado sobre todo nombre.
Como los discípulos, estamos llenos de gran alegría porque nunca nos dejas solos:
nos prometes el Espíritu Santo, fuerza de lo alto que nos enseñará todo.

- La Ascensión: Viri Galilaei en Jerusalén

La Iglesia Viri Galilaei es una iglesia ortodoxa griega​ situada al norte del monte de los Olivos en Jerusalén y pertenece al Patriarcado ortodoxo de Jerusalén. ​

Su nombre, que significa “Hombres de Galilea”, proviene del latín​ del Evangelio según San Lucas 1,11. Ya que lugar está ligado a la historia de la ascensión de Jesucristo.

La iglesia esta en la cumbre norte del monte de los Olivos (810 metros) y al suroeste del Hospital Augusta Victoria. A la derecha y a la izquierda de la puerta se destacan dos pilares sobre los que se puede leer la inscripción en griego (“los once discípulos vuelven a Galilea” Mt 28,16).

La Iglesia Viri Galilaei es una de las iglesias menos conocidas en el Monte de los Olivos en Jerusalén. Está en los terrenos del Monasterio de la Pequeña Galilea que se encuentra en el pico norte. El complejo del monasterio y la iglesia son parte de la residencia privada del Patriarcado Ortodoxo Griego. Y como tal, el sitio no está abierto al público.

¿Qué es Viri Galilaei?, Viri Galilaei significa “hombres de Galilea” en latín y proviene de un pasaje en Hechos 1,11. En esta historia bíblica dos hombres vestidos de blanco se acercan a los apóstoles después de la ascensión de Cristo. Preguntan a los apóstoles por qué miran al cielo y les dicen que cuando Cristo regrese será de la misma manera que lo han visto irse.

 Este pasaje ha llevado a creer que cuando Cristo regrese será del Monte de los Olivos Hay tres sitios cercanos que son posibles ubicaciones para la ascensión de Cristo. Cada sitio está marcado por una iglesia o capilla que incluye la Cúpula de la Ascensiónla Iglesia Ortodoxa Rusa de la Ascensión y la Iglesia Luterana de la Ascensión que se encuentra dentro del Complejo Augusta Victoria.

Lugar del encuentro entre Pablo VI y Atanágoras

Es en este lugar donde se llevó a cabo en 1964, el histórico encuentro entre el Papa Pablo VI líder de la Iglesia Católica y el Patriarca de Constantinopla Atenágoras Patriarca ecúmenico de la Iglesia ortodoxa. De allí que tenga relevancia para el cristianismo, el encuentro se realizó el 5 de enero, tuvo lugar el encuentro y abrazo, en Jerusalén, entre el papa Pablo VI y el patriarca de Constantinopla Atenágoras I. 

Un encuentro después de siglos de separacion. La última vez que un papa y un patriarca de Constantinopla se habían encontrado fue durante el concilio de Florencia, en 1439. Desde entonces, y sobre todo después de la caída de Constantinopla en manos de los otomanos en 1543, no hubo ningún otro contacto personal entre el obispo de Roma y el patriarca de Constantinopla. El gesto, pues, de Pablo VI y de Atenágoras fue un acontecimiento de una gran  importancia.

  Durante 1963 hubo algunos contactos entre Roma y Constantinopla. En diciembre, el Papa Pablo VI anunció que pensaba peregrinar a Tierra Santa (sería el primer viaje de un papa en el extranjero!). El patriarca Atenágoras, refiriéndose a esto, decía que sería un acto de la Providencia si las cabezas de las Iglesias se podían encontrar en Jerusalén para orar juntos en los Lugares Santos.

Efectivamente, el 5 de enero de 1964 el patriarca Atenágoras visitaba el Papa Pablo VI en la sede de la delegación pontificia en Jerusalén y se fundían en un abrazo de hermandad, y al día siguiente, día de la Epifanía, Pablo VI visitaba Atenágoras a la sede del patriarcado ortodoxo de Jerusalén. Un encuentro así, como recordó el Papa, ya había estado en la mente del papa Juan XXIII.

A la pregunta de los periodistas de por qué había ido a Jerusalén, Atenágoras respondió: "Para decir 'Buenos días' a mi querido hermano el Papa. Hace quinientos años que no nos hablábamos!". A continuación y fruto de ese abrazo, Roma y Constantinopla hacían simultáneamente, el 7 de diciembre de 1965, el gesto simbólico de levantar las excomuniones que mutuamente se habían lanzado en 1054 el legado pontificio Humbert de Silva Cándida (en nombre del papa León IX, ya fallecido) y el patriarca Miguel Cerulario, excomuniones que constituyeron el mal llamado "Cisma de Oriente" o, mejor, "Cisma entre Oriente y Occidente". Tras el encuentro en Jerusalén, ya es habitual que el patriarca de Constantinopla u otros patriarcas ortodoxos visiten el papa en Roma, o que el Papa visite personalmente alguna de estas sedes patriarcales. Esto es posible gracias al gesto de Pablo VI y Atenágoras en 1964.

He aquí un escrito de uno de los guias que acompañan a los peregrinos (en este caso un guia griego) sobre esta visita en Jerusalén: “Si bien hay muchas iglesias en la cima del Monte de los Olivos asociadas con la Ascensión de Jesús al cielo (ortodoxa rusa, protestante, católica, etc.), uno de los sitios menos conocidos es la iglesia ortodoxa griega Viri Galilaei. Caminando a través de la pequeña puerta de metal, por el largo camino que nos llevó a la iglesia misma, pude sentir la emoción de esta familia. Cuando pudieron hablar (en griego) con la mujer que nos abrió la puerta de la iglesia y darle sus nombres para que el sacerdote los leyera en su próximo servicio, sentí su felicidad. Y a medida que avanzamos al resto de nuestro día, supe que les había dado el valor de su dinero, llevándolos a un lugar especial para ellos, y que nunca habrían visitado por su cuenta”.

 

viernes, 1 de abril de 2022

- Emaús, el Resucitado nos acompaña por el camino

               

La historia de Emaús es bien conocida: dos discípulos (uno de nombre Cleofás) abatidos por la muerte de Jesús y confundidos por los informes de que su cuerpo ha desaparecido, caminan de Jerusalén a Emaús. Se encuentran con un extraño que escucha sus preocupaciones y luego les da una lección de las Escrituras que hace que sus “corazones ardan dentro de ellos". Finalmente, mientras comparten la cena, parte el pan y lo reconocen. Para entonces, Jesús el Cristo resucitado ha desaparecido de su vista, e inmediatamente se apresuran a regresar a Jerusalén. (Lucas 24,13-35).

El camino de Emaús es el sendero que Cleofás y otro discípulo recorrieron desde Jerusalén hasta su aldea, después de la muerte de Jesús. Mientras discutían sobre los sucesos que habían tenido lugar los días anteriores, en algún punto del recorrido, se les apareció Jesús resucitado. Ninguno de los caminantes reconoció a Jesús, pero escucharon con asombro su interpretación de las Escrituras. “¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino?” (Lc 24, 32). Al llegar a Emaús, le invitaron a pasar la noche con ellos. Fue entonces cuando le reconocieron, estando a la mesa, al partir el pan.

*Lucas 24,13-35: "Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. El les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido.

Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» El les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó.

El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.»

El les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Y entró a quedarse con ellos.

Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?».Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!». Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan."

Emaús (“fuente de aguas termales [baños calientes]”; Es la aldea hacia la cual Cleofas y un compañero anónimo iban desde Jerusalén después de la resurrección de Jesús. Mientras estaban por el camino se les unió el Jesús resucitado, que conversó con ellos mientras caminaban hasta llegar a Emaús, donde los 2 discí­pulos descubrieron quién era el huésped. La aldea de Emaús, de acuerdo con la mejor evidencia textual, estaba a unos 11 km (60 estadios) de Jerusalén (Lc 24,13).

La Iglesia de la Resurrección en Abu Gosh , es el nombre dado a un edificio religioso católico que consiste en una estructura de la tiempo de los cruzados (los Caballeros Hospitalarios), y hoy es un  Monasterio benedictino en Abu Ghosh en el centro de Israel . 

La iglesia está ubicada en un lugar que fue interpretado como descrito en Lucas como Emaús. La iglesia de los cruzados fue probablemente una iglesia bizantina, y esta a su vez fue construida sobre una fortaleza romana .

La Iglesia de la Resurrección, construida por los Caballeros Hospitalarios en 1145, forma parte del recinto del monasterio. Según la tradición, se trata de Emaús -que se menciona en el Evangelio de Lucas (24)- donde Jesús se reveló después de resucitar, razón por la cual se construyó aquí la iglesia.

En la cripta de la iglesia puedes ver los poderosos muros que construyeron los cruzados, ¡algunos tienen un grosor de hasta 11.5 pies! 

Un manantial fluye a través de la cripta. En la cripta hay un manantial usado por la Décima Legión romana cuando acampó aquí después de capturar Jerusalén en el año 70 dC.

Lápida de la  Décima Legión romana cuando acampó aquí después de capturar Jerusalén en el año 70 dC

jueves, 31 de marzo de 2022

- Mapas bíblicos de Israel siglo I

         Mapas  de la Tierra de Israel en el siglo I     
                                    



I -EL SANTO SEPULCRO DE JERUSALEN: 

   a) LA IGLESIA DEL SANTO SEPULCRO DEL EMPERADOR CONSTANTINO
       

b) EL SANTO SEPULCRO DE JERUSALEN EN NUESTROS DIAS







interior del Santo Sepulcro: La lápida del lugar donde dejaron el cuerpo de Jesús


El año 2017 se levantó la losa de mármol del Santo Sepulcro...
y debajo surgió la roca viva donde depositaron el cuerpo de Jesús y donde Resucitó


II  JESUS RESUCITADO SE PRESENTA EN EL CAMINO DE EMAÙS

                 ¿Qué distancia había de Jerusalén a Emaús? 
El emplazamiento de Emaús está igualmente indicado en los mapas geográficos de la época romana: Tabla de Peutinger, según la cual Emaús se encuentra aproximadamente a 19 millas (casi 28 km) al oeste de Jerusalén
             


- Jesús Resucitado y Pedro en Galilea

En el Evangelio de San Juan 21,15-17, tenemos la Aparición de Jesús Resucitado donde le confia a Simón Pedro la misión de ser el Primado en la Iglesia: "Después de esto, nuevamente se apareció Jesús a sus discípulos en la orilla del lago de Tiberíades. Y se hizo presente como sigue: Estaban reunidos Simón Pedro, Tomás el Mellizo, Natanael de Caná de Galilea, los hijos del Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: «Voy a pescar.» Contestaron: «Vamos también nosotros contigo.» Salieron, pues, y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada. .Al amanecer, Jesús estaba parado en la orilla, pero los discípulos no sabían que era él. Jesús les dijo: «Muchachos, ¿tienen algo que comer?» Le contestaron: «Nada.» "Entonces Jesús les dijo: «Echen la red a la derecha y encontrarán pesca.» Echaron la red, y no tenían fuerzas para recogerla por la gran cantidad de peces. 
El discípulo de Jesús al que Jesús amaba dijo a Simón Pedro: «Es el Señor.» Apenas Pedro oyó decir que era el Señor, se puso la ropa, pues estaba sin nada, y se echó al agua. Los otros discípulos llegaron con la barca -de hecho, no estaban lejos, a unos cien metros de la orilla; arrastraban la red llena de peces. Al bajar a tierra encontraron fuego encendido, pescado sobre las brasas y pan. Jesús les dijo: «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar». Simón Pedro subió a la barca y sacó la red llena con ciento cincuenta y tres pescados grandes. Y no se rompió la red a pesar de que hubiera tantos. Entonces Jesús les dijo: «Vengan a desayunar». Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle quién era, pues sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo repartió. Lo mismo hizo con los pescados." 
Esta fue la tercera vez que Jesús se manifestó a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos. Cuando terminaron de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» Contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos.» Le preguntó por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» Pedro volvió a contestar: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jesús le dijo: «Cuida de mis ovejas.» Insistió Jesús por tercera vez: «Simón Pedro, hijo de Juan, ¿me quieres?» Pedro se puso triste al ver que Jesús le preguntaba por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero.» Entonces Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.» En verdad, cuando eras joven, tú mismo te ponías el cinturón e ibas a donde querías. Pero cuando llegues a viejo, abrirás los brazos y otro te amarrará la cintura y te llevará a donde no quieras.» Jesús lo dijo para que Pedro comprendiera en qué forma iba a morir y dar gloria a Dios. Y añadió: «Sígueme.».
   La Iglesia del Primado de Pedro junto al Lago de Galilea La Iglesia del Primado de San Pedro es una iglesia franciscana ubicada en la zona de Tabgha, en la orilla del Mar de Galilea. Ella conmemora el restablecimiento de Pedro como cabeza de los Apóstoles por parte de Jesús. 
*Los peldaños de piedra sobre los cuales se sentó el Señor.
Centraremos nuestra atención en el primer sitio enumerado por Egeria: «los peldaños de piedra sobre los cuales se sentó el Señor». Según esta tradición, se refieren al sitio desde el que Jesús habría indicado a los de la barca que echaran la red a su derecha, durante la aparición del Señor resucitado que narra san Juan al final de su evangelio. 
Este lugar recuerda el sitio donde Jesús confirmó a Pedro como pastor supremo de la Iglesia El relato de Egeria no afirma que existiera una iglesia en la orilla donde se apareció Jesús, pero un texto tardío atribuye a la emperatriz santa Elena la construcción de un santuario dedicado a los Apóstoles en el lugar donde el Señor comió con ellos. Algunos documentos a partir del siglo IX lo denominan Mensa Christi, Tabula Domini. La estructura actual fue construida en 1933 e incorpora partes de una iglesia anterior del siglo cuarto, que son visibles en la base de sus muros, frente al altar principal. 
Un texto escrito por la peregrina Egeria, quien visitó Tierra Santa en el siglo IV, nos ofrece un testimonio elocuente de la memoria cristiana sobre Tabgha: «no lejos de Cafarnaún se ven los peldaños de piedra sobre los cuales se sentó el Señor. Allí, junto al mar se encuentra un terreno cubierto de hierba abundante y muchas palmeras y, junto al mismo lugar, siete fuentes manando de cada una de ellas agua abundante. 
En este lugar el Señor sació una multitud con cinco panes y dos peces. La piedra sobre la cual Jesús depositó el pan ha sido convertida en un altar. Junto a las paredes de aquella iglesia pasa la vía pública, donde Mateo tenía su telonio. Sobre el monte vecino hay un lugar donde subió el Señor para pronunciar las Bienaventuranzas”
 El primado se lo concedió definitivamente el Señor a Pedro cuando, después de la resurrección, le preguntó tres veces si le amaba y le hizo el siguiente encargo: “Apacienta mis corderos, apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas” (Jn 21,15-17). "Jesús les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» .Pedro contestó: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.».Jesús le replicó: «Feliz eres, Simón hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos. Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.»" Mt 16,18s Estas palabras, lo mismo que las de Mt 16,18s, se refieren inmediata y exclusivamente a San Pedro. Los “corderos” y las “ovejas” representan todo el rebaño de Cristo, es decir, toda la Iglesia (Jn 10). “Apacentar”, referido a hombres, significa lo mismo que gobernar (Hch 20,28), según la terminología de la antigüedad profana y bíblica. Pedro, por este triple encargo de Cristo, recibió el supremo poder gubernativo sobre toda la Iglesia. 
Después de la ascensión a los cielos, Pedro ejerció su primado. Desde el primer momento ocupa en la comunidad primitiva un puesto preeminente: Dispone la elección de Matías (Hch 1,15ss); es el primero en anunciar, el día de Pentecostés, el mensaje de Cristo, que es el Mesías muerto en la cruz y resucitado (2,14 ss); da testimonio del mensaje de Cristo delante del Sanedrín (4,8 ss); recibe en la Iglesia al primer gentil: el centurión Cornelio (10,1 ss); es el primero en hablar en el concilio de los apóstoles (15,17 ss); San Pablo marcha a Jerusalén “para conocer a Cefas” (Gal 1,18). Cristo distinguió desde un principio al apóstol San Pedro entre todos los demás apóstoles. Cuando le encontró por primera vez, le anunció que cambiaría su nombre de Simón por el de Cefas, que significa “roca”: Tú eres Simón, el hijo de Juan [Jonás]; tú serás llamado Cefas (Jn 1,42; Mc 3,16). El nombre de Cefas indica claramente el oficio para el cual le ha destinado el Señor (cf. Mt 16,18). 
En todas las menciones de los apóstoles, siempre se cita en primer lugar a Pedro. En Mateo se le llama expresamente “el primero” (Mt 10,2). Como, según el tiempo de la elección, Andrés precedía a Pedro, el hecho de aparecer Pedro en primer lugar indica su oficio de primado. Pedro, juntamente con Santiago y Juan, pudo ser testigo de la resurrección de la hija de Jairo (Mc 5,37), de la transfiguración (Mt 17,1) y de la agonía del Huerto (Mt 26,37). El Señor predica a la multitud desde la barca de Pedro (Lc 5,3), paga por sí mismo y por él el tributo del templo (Mt 17,27), le exhorta a que, corrobore en la fe a sus hermanos (Lc 22,32); después de la resurrección se le aparece a él solo antes que a los demás apóstoles (Lc 24,34; 1Co 15,5). A San Pedro se le prometió el primado después que hubo confesado solemnemente, en Cesarea de Filipo, la mesianidad de Cristo. Le dijo el Señor: “Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás, porque no es la carne ni la sangre” (Mt 16,17-19). Estas palabras se dirigen inmediata y exclusivamente a Pedro. Ponen ante su vista en tres imágenes la idea del poder supremo en la nueva sociedad que Cristo va a fundar. Pedro dará a esta sociedad la unidad y firmeza inquebrantable que da a una casa el estar asentada sobre roca viva (Mt 7,24 y ss). Pedro ha de ser también el poseedor de las llaves, es decir, el administrador del reino de Dios en la tierra (Is 22,22; Apoc 1,18; 3,7: las llaves son el símbolo del poder y la soberanía). A él le incumbe finalmente atar y desatar, es decir (según la terminología rabínica): lanzar la excomunión o levantarla, o también interpretar la ley en el sentido de que una cosa está permitida (desatada) o no (atada). 
De acuerdo con Mt 18,18, donde se concede a todos los apóstoles el poder de atar y desatar en el sentido de excomulgar o recibir en la comunidad a los fieles, y teniendo en cuenta la expresión universal (cuanto atares... cuanto desatares), no es lícito entender que el pleno poder concedido a Pedro se limita al poder de enseñar, sino que resulta necesario extenderlo a todo el ámbito del poder de jurisdicción. Dios confirmará en los cielos todas las obligaciones que imponga o suprima San Pedro en la tierra.