La Basílica edificada sobre la casa de Joaquin y Ana en Séforis: Aunque no aparezca en los Evangelios, Séforis era una ciudad conocida forzosamente por Jesús y sus discípulos, y hasta habría estado allí en muchas ocasiones, en los años de su vida oculta, estando tan cerca de Nazaret, a solo unos 5 kms, y también durante su vida pública, situada como estaba en el centro de la gran vía de comunicación entre Ptolemaida/Acre y Tiberíades, es decir entre el mar Mediterráneo y el lago de Galilea, y casi a medio camino también entre Nazaret y la sierra del Atsmón, donde estaban situadas Caná de Galilea, tan querida a Jesús y a su Madre, y el pueblo de Kaukab, donde dice Julio Africano que tenía parientes Jesús. También podría tener parientes Jesús en Séforis si, como dice la tradición, aquí estaba la casa de sus abuelos. Por Séforis pasaría, por tanto, para ir a Tiro y Sidón y para ir de Nazaret a Caná. Varios estudiosos han sugerido que Jesús, mientras trabajaba como artesano en Nazaret, viajaba a Séforis por motivos de trabajo, con su padre.
La gran ciudad de Séforis está asentada en lo alto de
unas colinas de la Galilea, a 289 m. de altura, en un hermosísimo paraje a
media altura entre la montaña de Nazaret (482 m.) al sur y los 150 m. sobre el
nivel del mar de la majestuosa llanura de Netofa o Battof, la bíblica Yiphta-El
que surge a sus pies.
Durante la infancia y adolescencia de Jesús, a tan
solo 5 km. de la casa de la Sagrada Familia, la residencia de Herodes Antipas,
tetrarca de Galilea y Perea del 4 aC. al 39 dC, pues había hecho de Séforis la
capital de su tetrarquía tras la muerte de su padre Herodes el Grande, poco más
o menos cuando la Sagrada Familia regresó de Egipto, hasta que en el año 19
decidió fundar una ciudad junto al Lago de Galilea, a la que puso el nombre de
Tiberíades, en honor al emperador romano, y se trasladó a ella. Este Herodes Antipas fue la máxima autoridad de
Galilea durante más de cuarenta años, por tanto durante toda la vida terrena de
Jesús: el mismo que encarceló a Juan Bautista. Séforis tuvo siempre un
gran peso en la tradición religiosa judía, y llegó a ser sede de numerosas escuelas
rabínicas.
"En
Nazaret vivían Joaquín y Ana, que eran una pareja rica y piadosa, pero que no
tenía hijos. Con motivo de una fiesta Joaquín se presentó para ofrecer un
sacrificio en el Templo de Jerusalén, y fue rechazado bajo el pretexto de que
los hombres sin descendencia no eran dignos de ser admitidos. Joaquín, cargado
de pena, no volvió a su casa, sino que se fue a las montañas a presentarle a
Dios su dolor, pasando un tiempo en la soledad de aquellos lugares. También
Ana, conociendo la razón de la prolongada ausencia de su esposo, clamó al Señor
pidiéndole que retirase de ella el oprobio de la esterilidad. Le prometió que
si así lo hacía dedicarían su descendencia al servicio de Dios. Sus oraciones
fueron escuchadas. Un ángel visitó a Ana y le dijo: “Ana, el Señor ha mirado
tus lágrimas; concebirás y darás a luz y el fruto de tu vientre será bendecido
por todo el mundo". El ángel hizo la misma promesa a Joaquín, quién volvió
a donde su esposa. Ana dio a luz una hija a quien llamó Myriam (María)".
(del Protoevangelio de Santiago).
Seforis (su tradición cristiana) a lo largo
de la historia
En 1130, un itinerario conocido como "De Situ
Urbis Ierusalem" dice que "de Séforis era originaria la bienaventurada
Ana, madre de la Madre de Cristo".
El canónigo Juan de Wirzburg, en su Descriptio Terrae Sanctae del año 1165, añade al "De Situ Urbis Ierusalem" (del que copia muchas cosas) que "se dice que en Séforis nació la bienaventurada Virgen María, pero según dice S. Jerónimo en el prólogo del sermón sobre la natividad de Santa María, que escribió para Heliodoro, la Virgen nació en Nazaret, en el mismo lugar donde sucedió el angélico coloquio". Este sermón de S. Jerónimo no se tiene hoy por auténtico. En cualquier caso, al peregrino sajón le sorprende esta tradición de la que se hace eco.
El Maestro Thetmarus (1217) se limita a decir que "de Séforis era oriunda Sta. Ana". Hacia 1231 se escribió el itinerario "Les pelegrinages por aler in Iherusalem" que describe en Nazaret la fuente de S. Gabriel y la gruta de la Anunciación, que tiene a "mano izquierda una capilla construida en honor de Nostre Dame", pero omite toda descripción de Séforis. Después de 1250, el itinerario anónimo "Si quis voluerit ire ab Acon" dice que en Nazaret tuvo lugar la Anunciación y en Séforis nació la Virgen María. Ningún otro peregrino volverá ya a hacerse eco de esta tradición. Burchardo del Monte Sión (1283) dice, por su parte, que "de Séforis era Joaquín, padre de la Virgen María". Es la primera vez que se da esta noticia.
Los cruzados edificaron en Séforis una espléndida
basílica, según se desprende de los restos que se conservan: los muros
laterales (41,25 m.) y toda la pared oriental (16,5 m.), con el presbiterio en
el ábside central y dos estancias cuadrangulares a los lados, con otro ábside,
del s. XII, que cierra por delante la estancia sur, a la derecha del
presbiterio.
Nicolás de Poggibonsi (1348), dice que en la arruinada Séforis "se hizo una iglesia en el lugar donde nació Sta. Ana", pero sin mayor puntualización de haber visto algo de particular. Habrá que esperar a la monumental Elucidatio Terrae Sanctae de Francisco Quaresmio (1626), Custodio de Tierra Santa, para tener noticias más detalladas de Séforis: "en la antigüedad era una ciudad ilustre y noble... pero actualmente yace destruida y solitaria, y se ven muchas ruinas, por donde se aprecia qué magnífica ciudad fue en el pasado. Es célebre y digna de visitar porque se cree que fue la patria de Joaquín y Ana... y en el lugar donde estaba la casa de san Joaquín fue construida una ilustre iglesia con piedras sillares... tenía tres naves con tres capillas, actualmente adaptadas para casuchas de los moros." Esto indica que Quaresmio ya vio la iglesia destruida, tal y como la conocemos ahora.
Estos restos de la iglesia cruzada fueron
comprados por los franciscanos en 1841, aunque, como en Kafr Kanna, la
tradicional intolerancia de los musulmanes impidió por mucho tiempo hacer
efectiva la compra. En un principio se logró, al menos, acudir en peregrinación
cada año por la fiesta de Sta. Ana, hasta que finalmente se pudo tomar posesión
definitiva en 1870.
Sta. Ana y S. Joaquín (Padres de la Virgen, abuelos de
Jesús)
Joaquín y Ana, ambos de la tribu de Judá, eran los nombres de los padres
de María, que se unieron en matrimonio en una edad avanzada para aquella
época. El nombre de Joaquín significa “Preparación del Señor”, Ana quiere
decir “Gracia” y el fruto tardío de estos dos esposos se llamaría María, que se
traduce como “ la elegida por Dios”. Las pocas noticias que nos han llegado de
ellos, es a través del evangelio apócrifo de Santiago, que nos da a conocer algunos
detalles, tales como que vivían en Nazaret, donde eran dueños de una pequeña
hacienda, cuyos ingresos, una parte se lo quedaban ellos y lo demás iba
destinado al templo, también a remediar las necesidades de los pobres y de los
peregrinos. Aunque eran piadosos y temerosos de Dios vivían estigmatizados
socialmente porque iban pasando los años y el matrimonio no daban signos de
fertilidad. Afligidos por este contratiempo ambos suplicaban a Dios para que
les concediera un descendiente. Joaquín se retiró al desierto a hacer
penitencia mientras su mujer Ana en las dependencias de la casa oraba de esta
manera: “¡Oh Dios de nuestros padres!
Óyeme y bendíceme a mi a la manera que bendijiste al seno de Sara, dándole como
hijo a Isaac!”.
Imagen de Santa Ana venerada en su Santuario de Nayón (Quito)-Ecuador
Pasado
un tiempo esta humilde súplica de Ana fue escuchada por Dios y los deseos de
Joaquín se cumplieron. En agradecimiento al Dios de lo Alto decidieron
consagrar a Dios el fruto de sus entrañas, al que pondrían por nombre María y para
compartir su alegría con sus familiares y amigos, Joaquín y Ana organizaron un
banquete en el que presentaron a su hija de un añito, poniéndola en manos de
los sacerdotes para que éstos la bendijeran. Pasado el periodo de lactancia y
cuando María había cumplido los tres años, de mutuo acuerdo Joaquín y Ana
llevaron a su hija al templo donde fue recibida por un sacerdote, quien tomando
la niña en sus brazos pronunció estas palabras: “El Señor ha engrandecido tu nombre por todas
las generaciones, pues al fin de los tiempos manifestará en ti su redención a
los hijos de Israel”. Después de haber sido testigos de cuanto habían
visto y oído Joaquín y Ana regresaron a su casa bendiciendo a Dios. Según
la crítica autorizada, la costumbre era que los primogénitos tanto si eran
niños como si eran niñas, efectivamente tenían que ser consagrados a Dios, pero
rescatados inmediatamente con una ofrenda, de lo cual se deduce que Joaquín y
Ana volverían a casa, llevando consigo a su hija para ser educada en el seno
del hogar y gozar de su presencia hasta que Dios dispusiera.
Imagen de San Joaquin venerada en el Santuario de Santa Ana Nayón (Quito)-Ecuador
Desde los primeros siglos del cristianismo se viene rindiendo culto a Santa Ana y un poco más tarde a S. Joaquín en honor a los cuales se han venido levantando templos bajo su advocación, en cambio es relativamente reciente su consagración como santos patronos de los abuelos.
Santa Misa celebrada en la Basílica de Santa Ana y San Joaquin en Séforis el 26 de JulioReflexión desde el contexto actual: La existencia de Joaquín y Ana, escondida y silenciosa, queda enmarcada de forma discreta pero efectiva en el Misterio de la Salvación. Su misión como la de todos los abuelos queda relegada a segundo plano; pero resulta insustituible. Lo estamos viendo en nuestra sociedad ¿Qué sería de nuestro mundo sin la labor abnegada y sacrificada de los abuelos? En estos tiempos difíciles, ellos están sirviendo de colchón en muchas de las familias destrozadas por unas causas o por otras. Nada más enternecedor que ver como unos abuelos se sacrifican y se quitan el pan de la boca para dárselo a sus nietecitos. Arropados por el patronazgo de Ana y Joaquín, los abuelos del mundo pueden descubrir que también ellos están llamados a ejercer una elevada misión en el seno de las familias.
Disertación Sobre la Natividad de la Virgen María
(de
los Sermones de san Juan Damasceno, obispo)
Ya que estaba determinado que la Virgen
Madre de Dios nacería de Ana, la naturaleza no se atrevió a adelantarse al
germen de la gracia, sino que esperó a dar su fruto hasta que la gracia hubo
dado el suyo. Convenía, en efecto, que naciese como primogénita aquella de la
que había de nacer el primogénito de toda la creación, en el cual todo se
mantiene.
¡Oh bienaventurados esposos Joaquín y Ana! Toda la creación os está obligada,
ya que por vosotros ofreció al Creador el más excelente de todos los dones, a
saber, aquella madre casta, la única digna del Creador.
Alégrate, Ana, la estéril, que no dabas a luz; rompe a cantar de júbilo, la que
no tenías dolores. Salta de gozo, Joaquín, porque de tu hija un niño nos ha
nacido, un hijo se nos ha dado, y será llamado: «Ángel del gran designio» de la
salvación universal, «Dios poderoso». Este niño es Dios.
¡Oh bienaventurados esposos Joaquín y Ana, totalmente inmaculados! Sois
conocidos por el fruto de vuestro vientre, tal como dice el Señor: Por sus
frutos los conoceréis. Vosotros os esforzasteis en vivir siempre de una manera
agradable a Dios y digna de aquella que tuvo en vosotros su origen. Con vuestra
conducta casta y santa, ofrecisteis al mundo la joya de la virginidad, aquella
que había de permanecer virgen antes del parto, en el parto y después del
parto; aquella que, de un modo único y excepcional, cultivaría siempre la
virginidad en su mente, en su alma y en su cuerpo.
¡Oh castísimos esposos Joaquín y Ana! Vosotros, guardando la castidad prescrita
por la ley natural, conseguisteis, por la gracia de Dios, un fruto superior a
la ley natural, ya que engendrasteis para el mundo a la que fue madre de Dios
sin conocer varón. Vosotros, comportándoos en vuestras relaciones humanas de un
modo piadoso y santo, engendrasteis una hija superior a los ángeles, que es
ahora la reina de los ángeles. ¡Oh bellísima niña, sumamente amable! ¡Oh hija
de Adán y madre de Dios! ¡Bienaventuradas las entrañas y el vientre de los que
saliste! ¡Bienaventurados los brazos que te llevaron, los labios que tuvieron
el privilegio de besarte castamente, es decir, únicamente los de tus padres,
para que siempre y en todo guardaras intacta tu virginidad!-
El 26 de julio, la
Iglesia celebra la Fiesta de San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús.
Constataciones sobre san Joaquim y santa Ana:
1.- Sus
nombres figuran en evangelios apócrifos
Según indica la Enciclopedia
Católica, la mención de Joaquín y Ana como los padres de la Virgen María figura
en los evangelios apócrifos: el “evangelio de Santiago”, el “evangelio de la
Natividad de la Santísima Virgen” y el “Libro de la natividad de la Santa
Virgen María y la infancia del Salvador”.
2.- San
Joaquín se retiró 40 días al desierto
El evangelio apócrifo de Santiago
narra que un día, el sumo sacerdote del Templo de Jerusalén no quiso aceptar la
ofrenda de Joaquín, porque este era de edad avanzada y no tenía hijos.
3.- Un
ángel dijo a Santa Ana que quedaría embarazada
Según la tradición, luego que su
esposo partió al desierto, Santa Ana se entristeció y rezaba y ayunaba por él.
También pedía con fervor a Dios la gracia de tener un hijo, ya que recibía
burlas a causa de su esterilidad.
Como respuesta a sus plegarias, un ángel se le apareció y le dijo: “Ana, el Señor ha escuchado tu oración: concebirás y darás a luz a una hija santísima, ante cuya presencia todos se arrodillarán y bendecirán porque ella traerá la salvación al mundo; su nombre será María”. San Joaquín también recibió la visita del ángel en el desierto y regresó a casa.
4.-
Consagraron a su única hija a Dios
La tradición también señala que
tres años después del nacimiento de la Virgen María y pasado el tiempo de
lactancia, San Joaquín y Santa Ana llevaron a la niña al templo para
consagrarla a Dios.
5.- Le
enseñaron a María a escuchar y a hacer la voluntad de Dios
En una ocasión, el Papa Francisco afirmó que en su hogar la Virgen María “creció acompañada por su amor y su fe; en su casa aprendió a escuchar al Señor y a seguir su voluntad”. “Los santos Joaquín y Ana forman parte de esa larga cadena que ha transmitido el amor de Dios en el calor de la familia, hasta María que acogió en su seno al Hijo de Dios y lo dio al mundo. Nos los ha dado a nosotros. ¡Qué precioso es el valor de la familia, como lugar privilegiado para transmitir la fe!”.
6.- Iban a pasear con Jesús al Monte Carmelo
Una antigua tradición señala que, el Niño Jesús iba con frecuencia a rezar y a pasear al Monte Carmelo (Israel) junto con sus padres, San José y la Virgen María, y sus abuelos San Joaquín y Santa Ana. Los habitantes de la zona le tomaron cariño a Jesús, y siglos más tarde, la orden de los carmelitas extendió la devoción al Divino Niño por el mundo.
7.-
¿Quieres casarte? Entonces rézale a Santa Ana
La mística española Venerable María
de Jesús de Ágreda tuvo una visión de la Virgen María, donde ella le reveló la
oración que rezaba Santa Ana para pedir un buen esposo.